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TENGO MIEDO DE COMER EN LA CENA DE NAVIDAD

Actualizado: 10 abr. 2023





Si sufres de ansiedad por comer, este artículo es lo único que necesitas para que la celebración de este año sea el punto de partida de tu gran cambio.


Es el 23 de diciembre de 1994. Tengo 14 años. ¡Esa edad en que empiezas a sentir vergüenza todo el tiempo! Y recientemente me di cuenta de que en realidad soy una chica bajita y rechonchita, con muslos gruesos, así que no quiero ponerme el vestido corto que mi mamá me eligió para la cena de Navidad.

La casa empieza a oler a pavo asado marinado en cítricos, además del azúcar, canela y anis que expelen las tartas y galletas. Mi corazón ama todos esos aromas, pero mi mente está escalando en ansiedad. ¡No puedo esperar para probar todo eso! Pero sé que cuando empiece, no podré parar de comer. Y yo sabía cómo iba a terminar la noche de Navidad. Más tarde, mientras todos durmieran, sabía que iba a colarme en la nevera, cuchara en mano, para comer más de ese pastel de merengue y frambuesa. El resultado de comer esas bombas de azúcar era recibir alegría instantánea, pero también eran instantáneas la vergüenza y la culpa.


Hace solo unos años, después de toneladas de terapia, lectura y estudio sobre superacion y sanación personal, me di cuenta de que sufrí de ansiedad y atracones de comida desde que tenía 6 años. Solía comer 1 o 2 latas semanales de leche condensada sola, escondiéndola debajo de mi cama junto con otras golosinas que robaba de nuestra despensa o que tenía guardadas de alguna fiesta de cumpleaños a la que asistí. En una de mis meditaciones, pude retroceder en el tiempo y verme tragando una de esas latas, pero me di cuenta de que no estaba saboreando lo que estaba comiendo. Era completamente adicta al azúcar, sencillamente porque necesitaba sentir "felicidad". Necesitaba aliviar mi estrés y ansiedad. Pero, ¿por qué hacía eso? Cuando fui niña, fui abandonada emocionalmente y recibí nalgadas y cachetazos que no sumaron a mi salud mental y emocional. Esa es una de las razones por las cuales consumir grandes cantidades de azúcar era fundamental para recibir una carga instantanea de altos niveles de dopamina, lo cual me ayudaba a estabilizarme emocionalmente y a evadir mi tristeza, miedo y altos niveles de ansiedad.


Somos muchos los que luchamos contra la ansiedad y nos comemos nuestras emociones en lugar de lidiar con ellas. No queremos escucharlo, pero sí, NECESITAMOS lidiar con nuestras emociones, es decir, estar responsablemente a cargo de nuestra salud mental y emocional. Y no voy a romantizarlo diciendote “tu puedes, es un hermoso viaje!” porque la tan famosa “sanación del niño/a interior” es un proceso que puede llevarte algunos meses, si tus temas son relativamente faciles de superar, o años. Para mí, han sido años. Hubo momentos en los que sentí que me estaba volviendo loca e incluso sentí una sensación de ardor en el pecho como si mi corazón estuviera tratando de liberarse. Me sentí flotando en un pozo lleno de mierda, luego me sentí completamente nueva y lista para abrazar mi sufrimiento con compasión. Se necesita coraje para abrir la caja de pandora de tu infancia porque, sinceramente, uno no tiene idea qué cosas van a salir de ella. Y es por eso que muchos de nosotros no queremos hacerlo. A mi personalmente, me costó años decidirme a bucear en mi mente, simplemente por miedo.


Por otro lado, abrir esa caja y encontrarme con esos recuerdos y sentimientos me permitió comprender por qué me excedía, especialmente con el azúcar. Lo que necesitaba era sentirme segura, amada, protegida, importante, escuchada y respetada. Y, ciertamente, no iba a conseguir todo eso comiéndome todo el pastel de merengue y frambuesa.

Afortunadamente, esta historia tiene un final feliz. Ya no sufro de ansiedad ni atracones al comer. Y puedo decirte, según mi experiencia personal, que el viaje de sanación de mi niña interior valió la pena absolutamente. Abrir esa caja fue la mejor decisión que he tomado.

Mucho cambiará en ti, por ejemplo, y curiosamente, ya no disfruto de los postres demasiado dulces y prefiero el dulzor natural de las frutas mezcladas con crema de coco. Mejor si estan cubiertas con nueces y semillas para agregar un sabor crujiente. ¡Que delicia! ¡Y puedes encontrar esa receta aqui en mi blog si la quieres probar! Es fácil, rápida y saludable.


Ahora, vamos a colocar la atención en ti. Para disfrutar de las próximas celebraciones, hay pequeños pasos que puedes seguir para prepararte y comenzar a aprender a disfrutar de tu comida. No requiere que le des rienda suelta a tus emociones ocultas y te acurruques en la esquina de tu habitación mordiéndote el cabello (¡jaja!), ¡así que no te asustes!

Voy a compartir contigo un ejercicio que uso con mis clientas de coaching cuando comienzan su viaje de alimentación consciente.

A partir de hoy, tienes exactamente 7 días antes de la cena de Navidad, así que empieza ahora. De esa manera, serás más capaz de disfrutar verdaderamente los sabores de tu comida en lugar de escuchar el parloteo de la mente negativa y culposa.





Puedes hacer este ejercicio con una de tus comidas o con un solo alimento como una mandarina o una manzana.


  • Encuentra un lugar tranquilo donde puedas sentarte a comer.

  • Acerca tu plato a tu cara e inhala profundamente, tantas veces como necesites para oler todos los aromas que hay en tu plato.

  • Antes de comer, mira tu plato y mentalmente nombra cada cosa que tienes (por ejemplo, tomate, aguacate, huevos, papas, etc.), nómbralos y nota sus formas y colores.

  • Si tienes mucha hambre, respira hondo un par de veces y repítete "estoy bien, me voy a comer esto que está muy rico y necesito calma para disfrutarlo".

  • Comienza a comer dando bocados proporcionales a tu boca (es decir, no llenes demasiado tu boca para que pueda masticar la comida correctamente)

  • Mastica despacio, mueve la comida dentro de tu boca con la lengua, de un lado a otro, siente la textura de lo que estás comiendo, concéntrate en el sabor que se desprende en cada bocado, háblate mentalmente y dite a ti mismo lo delicioso que es. Nota si el sabor es dulce, salado, amargo, etc.

  • Finalmente, cuando tu comida tenga la textura de pasta, trágala.

  • Vuelve a tomar otro bocado, y si tu mente divaga, recupera tu atención preguntándote "¿qué sabores hay aquí?"


Haz esto una vez al día durante 7 días. Toma notas de tu experiencia. No sientas esta actividad como un deber o una tarea. Intenta entender que este es un momento de calma y conexión contigo mismo, este tiempo que te vas a dar, es un regalo que te mereces. Abraza y disfruta ese momento para que puedas redescubrir sabores que quizás no hayas notado antes.



Deseo que tengas una maravillosa Navidad y un Nuevo Año cargado de abundancia y prosperidad.


Un abrazo,

Andie

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